Durante mucho tiempo me obsesioné con diseñar sesiones “diferentes”.
Más vistosas. Más creativas. Más complejas.
Y sí, el grupo se lo pasaba bien.
Había risas, movimiento, energía.
Pero no mejoraban.
Y eso fue lo que más me dolió.
Porque yo creía que si la sesión era atractiva, el aprendizaje llegaría solo.
Hasta que un día lo escuché:
“Jugar al fútbol es muy simple, pero jugar un fútbol simple es lo más difícil que hay.”
— Johan Cruyff
Desde entonces, cada vez que diseño una sesión, me hago una pregunta incómoda:
¿Esto es útil o solo queda bonito?
Porque si entrenar se convierte en espectáculo…
Alguien lo verá.
Pero el jugador no aprenderá.