Me operé de la rodilla.
Cosas de la edad, como decía la canción de Modestia Aparte.
Gilipolleces aparte…
Salí del hospital andando. Dolía un huevo.
No podía ni subir escaleras. Iba lento como una tortuga.
Pero me dije: «La recuperación, cuanto antes, mejor.»
No paré desde el día 1. Cada día hacía un poco más de lo que podía.
Y sí, me sentía jodido. Dolía. Mucho.
Pero cuando tienes claro lo que quieres —en mi caso, volver a hacer deporte y vivir sin dolor—, todo lo demás te la suda.
Cada día costaba.
Cada día dolía.
Cada día sumaba.
A los dos meses ya estaba corriendo. A mi ritmo, sí. Pero corriendo.
Y eso, para mí, fue una liberación.
¿Fuerza de voluntad? No.
Lo único que tengo es una idea clara en la cabeza. Voy to palante.
Esfuerzo. Constancia. Dolor (porque dolía de cojones).
Eso es lo que falta.
No talento.
No ideas nuevas.
Lo que falta es gente que haga lo que hay que hacer, aunque duela y aunque no quieras.Como dice un muy buen amigo y compañero del 40×20: Y siempre con una sonrisa.
P.D.1: Si hoy has entrenado aunque no te apetecía, felicidades…
P.D.2: Si hoy no has hecho algo porque no te apetecía, felicidades…