Lo fácil es dejarse arrastrar

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Si tus decisiones dependen de otros, no son tuyas. Punto.
Lo mismo en el trabajo que en la vida:
¿tomas tus decisiones o dejas que otros las tomen por ti?
Lo fácil es dejarse arrastrar.
Lo difícil es plantarse y decidir.


Por respeto, por miedo al qué dirán… pero dime:
¿Te respetas de verdad?

A mí me ha pasado mil veces.
Hacer lo que otros esperaban de mí, no lo que yo sentía.
Callar un “no” para no molestar.
Tomar la opción “correcta” aunque no era la mía.

En el trabajo o en la vida: seguir la voz de fuera en lugar de la mía.
El resultado: ¿te lo puedes imaginar o prefieres que te lo cuente?

Decidir desde dentro no es sencillo, ni fácil, pero es fundamental.
Cuando lo haces, todo cambia: trabajas distinto, vives distinto, vives para ti, no para los demás.

Me pregunto todos los días por qué no lo hice antes… respetarme más.
Y la respuesta es clara: crecí haciendo lo correcto, no lo que realmente quería.